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La búsqueda de la inspiración, se encuentra en cualquier concepto, sentimiento u objeto que nos podamos llevar a la boca para luego parirlo a nuestra manera, sea tiempo, paciencia o un cetáceo.
eSCULPTURE eSTRATIFIC
‘’En todas esas manifestaciones escultóricas, así como en las obras con mayor audacia innovadora, se perpetúa el mismo error: el artista copia el desnudo y estudia la estatuaria clásica con la mentecata convicción de poder hallar un estilo correspondiente a la sensibilidad moderna sin abandonar el concepto tradicional de la forma escultórica. Concepto que, con su famosa "belleza ideal", de que todo el mundo habla con reverencia, nunca se aparta del periodo de Fidias y de su decadencia’’.
Umberto Boccioni. Manifiesto técnico de la escultura futurista. 1912.
La escultura realizada con la técnica del ensamblaje tiene larga tradición. En las vanguardias del arte de Occidente, consistió fundamentalmente en unir elementos de una naturaleza idéntica o bien de distinta naturaleza entre sí, pero teniendo en común el rechazo hacia los materiales escultóricos tradicionales (mármol, bronce, madera…). O por lo menos, el uso de tales recursos se vio minimizado. El artista futurista Umberto Boccioni, especialista en escultura, habló en el citado Manifiesto, entre otras cuestiones, de utilizar múltiples materiales, incluso a cada cual más dispar para la ejecución de una pieza artística. Aquí apuntó al ensamblaje también. Pero, lo más importante para él fue sostener que la escultura de su tiempo debía suprimir la recreación de la belleza clásica de la Antigua Grecia, basada, además, en el desnudo idealizado.
Es verdad que abandonar el arte de la Antigüedad en general supone un paso trascendental en la renovación de la praxis artística. En este aspecto, la escultura de Enrique Zapata Urrutiabeascoa (Bilbao, ) se muestra respetuosa con los cambios propuestos por las vanguardias y que, todavía trascurriendo más de cien años, no se han asentado o simplemente conviven (no siempre bien vistos) con la escultura de vertiente tradicional. El futurismo fue un movimiento artístico retorcido, fascista; una rara avis en la época si se lo compara con los estilos coetáneos de ideología opuesta o aideológicos, pero algunos de sus preceptos son válidos una vez se suprime toda connotación doctrinaria. Es curioso enlazar su enemistad con el arte heleno y aludir a que la segunda escultura de Zapata es precisamente la recreación del busto (la cabeza) de la Victoria de Samotracia o Niké de Samotracia; obra helenística cuya testa se ha perdido con el devenir de los siglos. Una estatua que Filippo Marinetti, fundador del futurismo, utilizó como ejemplo ideal y archiconocido para propagar el repudio a las artes de la Antigüedad y su vasta estela: ‘’un automóvil de carrera, que parece correr sobre metralla, es más hermoso que la Victoria de Samotracia’’, dijo en el Primer manifiesto futurista, 1909.
Sin embargo, para Zapata, crear su peculiar Niké significó, sobre todo, ser capaz de articular por primera vez una manera original de esculpir, cimentada en las dos dimensiones. Dicho así parece contradictorio. Pero lo que prima es la búsqueda de la bidimensionalidad; los únicos puntos de vista posibles son el frontal y el trasero para las esculturas del artista vasco; en anverso y el reverso, como monedas. El futurismo y en general los movimientos vanguardistas prestaron poca atención a la necesidad de separar a la escultura en lugar de querer integrarla lo máximo posible en el espacio, hasta formar parte de este, irremediablemente. De hecho, el afán por integrar las piezas en el espacio se puede entender al revés y potenciar justamente la diferencia sobre la homogeneidad. Sí, se retorna cada vez más atrás en la historia del arte cuando la pieza escultórica se individualiza, pero asimismo, es capital que se destaque porque no es un objeto más; no es un instrumento: es una creación artística. Como tal, resulta positivo identificarla y darle su lugar; no tiene por qué ser relevante lo que tenga a su alrededor, pero depende del caso (especialmente hablando de escultura en lugares públicos). Y sus volúmenes pueden estar constreñidos hasta parecer planos, lo cual es una negación del concepto clásico de escultura que también contaminó a los ismos, verbigracia, el futurismo: no son necesarias las tres dimensiones. Aunque de forma inevitable las posea, Zapata intenta reducirlas a su mínima expresión, casi como si se observara una imagen, llana, que se erige autónomamente. Sin embargo, sus detalles, los poros del material, las oquedades intencionadas, atestiguan la presencia indeleble, pero sutil, de la tridimensionalidad. Es un volumen que se muestra más bien en tono ornamental, recordando, eso sí, la manera en la que la pieza cala en el espacio y se apropia de un fragmento.
La particular gliptoteca de Zapata se constituye mediante lo que denomina estratificación. De este modo, prepara un boceto de la obra y lo va recortando sobre la plancha en la que lo ha plasmado. En definitiva, el proceso escultórico tiene semejanzas con la creación de un collage, al que es útil referirse aquí dada la planitud de las piezas. Los estratos (las secciones de material previamente dibujado) componen la obra definitiva, antes pasando por el ensamblaje de las partes, elaboradas con materiales diversos y destacando la presencia del poliestireno extrusionado y del yeso. En este aspecto, ensamblar trata de incorporar, de adicionar, partes de materiales para formar un todo. También recuerda al primer párrafo del texto, con la reivindación vanguardista que primaba el uso de materiales de tradición no artística y sobre todo con la obsesión de Boccioni por utilizar múltiples componentes y engendrar una mixtura notable. Empero, los ingredientes de las esculturas de nuestro protagonista van un paso más allá. El futurismo encumbró la evolución tecnológica y en particular el mundo industrial. El culto a la máquina de Marinetti con el coche de carreras más excelso que la Victoria de Samotracia queda anulado, sin embargo, a través de las artes que se valen de materiales fabriles para formular y establecer nuevos soportes y técnicas sin renunciar al valor del arte por encima de lo utilitario. El arte no es un procedimiento de fabricación estandarizada (en general). Soportes y técnicas los cuales posibilitan, aparte, la escultura estratificada de Zapata, dejando ver la capacidad de la industria no para ser un arte por sí misma (no para ser glorificada por encima de todo lo demás), sino para aportar recursos variados y potentes de cara a la creación de arte contemporáneo con sus innovadores y mudables lenguajes.
La Niké del artista vasco arranca asimismo con una forma de concebir el arte y sus temas tradicionales que poco tiene de ortodoxa con lo clásico. También es un privilegio desconocer el aspecto completo de la escultura griega que inspira la obra de Zapata para poder concebir el busto de manera transgresora. En cualquier caso, nuestro protagonista recupera la mitología grecorromana a partir de su obra inicial en ‘’dos dimensiones’’ para ir desarrollando asuntos diversos dedicados a Venus, a Saturno o a Hermafrodito, entre otros, transmitiendo la cultura helena de la Antigüedad, a veces con perspectiva crítica. Su escultura es polícroma, empleando colores estridentes para rechazar los cánones establecidos por la Edad Moderna, en la que la pulcritud del mármol y del bronce (sin pintar) fueron predominantes. Y asimismo, para evitar armonías cromáticas, en un juego constante con las posibilidades de la escultura por planos, en las que el color tampoco sirve de guía ante una perspectiva confusa (dada precisamente por la estratificación; la inclinación hacia lo plano). Llamativamente, las esculturas de la Antigua Grecia en mármol fueron normalmente polícromas (también las íberas como la Dama de Elche o la Dama de Baza, por establecer paralelismos con el arte de la península ibérica), a pesar de que dicha característica se haya perdido casi por completo en los testimonios artísticos que hoy nos quedan. Por tanto, Zapata rinde un especial homenaje a la cultura antigua griega con este rasgo y su temática, aparte de incorporar en esta o en obras de iconografía totalmente diferente cuestiones tales como el ecologismo, la xenofobia, la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer o la crítica hacia la superficialidad y las actitudes vanidosas.
Andrea García Casal